No cabe duda de que la televisión ocupa
en la mayoría de los hogares un sitio
preferencial y suscita no pocos conflictos. Para evitarlo hay que hacer
un esfuerzo por convertir el instante de encender la tele en un momento de
diálogo, negociación y consenso, pero con criterio.
Los expertos no dudan en afirmar que tienen
que ser los padres quienes tengan la «posesión simbólica» del mando y
establezcan el horario y los contenidos que han de verse. «Será así hasta la
adolescencia, ya que en esta etapa habrá que manejar muy bien la negociación y aprender a ceder de vez en
cuando (apunta Óscar Gonzalez, fundador y director general de la Alianza Educativa y Escuela de Padres con Talento).
Esto no significa que tengamos que dejar a un lado nuestro criterio y valores.
Un hijo ha de entender que mientras esté en casa ha de regirse bajo unas normas
y desde bien pequeños tenemos que hacerles ver que todo no vale».
Pedir permiso y no ceder al llanto
A
David Cortejoso, psicólogo y creador de psicoglobalia.com, le
parece conveniente que los niños pidan permiso para poner la tele, es decir «que el mando sea de los padres» y que sean ellos
quienes decidan en qué momento pueden verla. Pero, claro, hay que asumir el
después... Tras dejarles ver un determinado programa, todos los padres se
enfrentan al difícil momento de decirles que ha llegado la hora de apagar la
tele. Los lloros y súplicas están asegurados.
Para que este «trance» sea más llevadero,
recomienda avisarles antes de poner la tele del tiempo que van a poder verla
porque después tienen que ducharse, cenar... No obstante, en la mayoría de los
casos las protestas se harán oir. «Conviene
no ceder en ningún momento para que asuman que hay límites y que
la próxima vez tendrán que aceptar que si quieren verla habrá que apagarla en cuanto lo digan sus padres. Es
importante recordarles que se les dejó ver un programa bajo la advertencia de
que tenían un tiempo para ello». Si no cumplen, la próxima vez no habrá tele.
Una buena fórmula para aplacar las discusiones
tras apretar el botón de «off» es, haber
previsto otra actividad inmediata para
los más pequeños.
En el caso de haber varios hermanos, «lo
ideal es que cada día tenga uno el mando y los demás puedan, o al menos
intenten, llegar a acuerdos. Una buena oportunidad para practicar el arte de la
negociación.
No todos los dibujos animados resultan
indiferentes para los pequeños porque a través de la pantalla reciben
pautas de comportamiento que posteriormente imitarán.
No se
debe adelantar etapas a los niños dejándoles que visualicen películas y
programas con contenidos que no son adecuados para menores.
Resulta llamativo que en muchos hogares la televisión está siempre conectada (se
vea o no) y sonando de fondo. Esta situación hace que la comunicación familiar
se resienta ya que se come con la tele puesta y se cena con tele puesta.
Es
importante practicar con el ejemplo porque si los padres dicen que hay que ver poca tele y luego ellos se pasan muchas
horas delante de su pantalla, al niño le
crea contradiciones y él también querrá hacer lo mismo que sus padres.
El periódico abc.es 2013-10-21
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