Los centros escolares que imparten la
inteligencia emocional fomentan la igualdad frente a las diferencias en los
ámbitos de la conducta y del aprendizaje, y hace que los niños sean más capaces
de afrontar las incertidumbres con comprensión, la creatividad y el sentido de
la responsabilidad. Así se desprende de un informe realizado por la Fundación
Botín sobre el Estado de la Educación Emocional y Social en distintos lugares
del mundo.
Se trata del tercer estudio de estas
características que realiza este organismo sobre un total de 16 países. Según Íñigo Sáenz de Miera, director general de esta fundación,
«conocer experiencias alrededor del mundo que se preocupan por el bienestar y
el desarrollo emocional, cognitivo y social de la población infanto-juvenil, y
que utilizan estrategias creativas y eficaces para conseguirlo, nos da pistas y nos ayuda a continuar desarrollando
instrumentos y metodologías válidos para
el propio programa educativo de la Fundación», que ya se aplica en cuatro
comunidades autónomas de España: Cantabria, Madrid, Navarra y La Rioja.
Alicia Nacenta, coordinadora de Educación Responsable en elColegio Público Miguel Delibes
de Leganés (Madrid), asegura que en cada una de sus
clases hay un alumno con problemas de motricidad «lo que supone un valor añadido para el resto de los alumnos por los valores que les aporta: a respetar las
diferencias, a valorar lo que tienen...».
En
este colegio realizan numerosas actividades como festivales, concursos de
cuenta cuentos, mini olimpiadas, aula virtual, programas de radio matinales (en
los que felicitan a los niños que cumplen años, hacen dedicatorias...) para
empezar con humor el día, organizan patrullas escolares para que vigilen que no
existan problemas en el recreo, otra patrulla verde para que no tiren cosas al
suelo...
Además, cada año eligen un motivo sobre el
que trabajar como salud física y emocional, educación responsable... «Este año
hemos elegido Cuidarte, para aprender a cuidarnos a nosotros
mismos, al planeta y a los demás mediante el arte. Fomentamos, además, que ellos mismos elaboren en clase las normas que deben cumplir durante el curso, que
cuando consigan un reto positivo saquen al pasillo un cartel anunciándolo para
que el resto de los alumnos lo vea y se produzca un efecto contagio. También practicamos cinco minutos de relajación con música cuando regresan a clase después del recreo, puesto que
consideramos que son niños sobre estimulados y estresados con tantas
actividades y deben aprender estas técnicas».
Con todo ello, Alicia Nacenta reconoce que
en el último años «hemos apreciado que ha disminuido un 25% los problemas de disciplina, por lo que queda demostrado que la inteligencia emocional da resultados
muy positivos».
El periódico abc.es 2013-10-24
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