Por mucho
que pasen los años, y la cultura se extienda abriéndose a otras alternativas de
ver y sentir la vida en pareja, aún no se ha conseguido una fórmula mágica que
augure para siempre la felicidad y/o perdurabilidad de un matrimonio. Sin
embargo, existen algunos factores predictores, que aunque nunca con total
seguridad, pueden anunciarlo.
Por ejemplo, desde el año 2007, en España
se ha producido un descenso de matrimonios y divorcios del 21% y 17%
respectivamente y un claro porqué de estos datos es la difícil situación de
crisis que atravesamos en los últimos tiempos.
Según un informe de la Asociación Americana
de Psicología (APA), refiriendo a datos del Centro Nacional de Estadísticas
Sanitarias de EEUU, los factores predictores que pueden anunciar un fracaso
conyugal son los siguientes: el origen
sociocultural, el nivel educativo,
la edad a la que se contrae matrimonio, el momento en que se decide ser padre o
la existencia de problemas económicos.
La pareja debe ir adaptándose a cada etapa
y entender los cambios que cada una demanda, si no surgirán problemas.
Los conflictos que pueden aparecer dentro
de una pareja como consecuencia de la diferencia sociocultural y/o educativa,
explica el experto, afectan al esqueleto de la pareja. Esto es, los problemas
pueden venir cuando el concepto de marido y de mujer que tienen ambos miembros
es diferente. Por ejemplo, "hay culturas muy machistas, y el machismo
suele estar asociado a un nivel educativo bajo".
Pero esto, no quiere decir que por ser de
un nivel educativo diferente o de dos culturas distintas no pueda fundarse un
matrimonio, pero "las
exigencias comunicativas, negociaciones o renuncias a nuestros esquemas
mentales son mucho mayores ya que serán mucho mayores nuestros
choques o conflictos", aclara.
Por otro lado, hay que tener en cuenta
también la
edad en la que se hayan dado el sí quiero. En caso de hacerlo muy jóvenes, explica Torres, el ciclo vital
individual entra en conflicto con el ciclo vital de la pareja, ya que el
objetivo de una persona joven (aprender, encontrar un trabajo, conocer gente)
dista mucho de las necesidades de un matrimonio, como la crianza de los hijos.
"Si ambas chocan pueden generar problemas", apunta.
Otro de los factores, son las cuestiones
económicas, ya sea
por escasez o incluso en las diferencias que puedan surgir a la hora de manejar
la economía matrimonial.
En terapia, reconoce Torres, te das cuenta
de que parejas con todo en contra salen adelante, y que parejas con todo a
favor, no. Realmente, no existen recomendaciones para
un matrimonio perfecto, pero si claves para tener una buena salud marital.
Las relaciones sexuales y todo lo que
conlleva son indispensables dentro de la pareja. "Es importante la comunicación
entre ambos, que es lo fundamental de todo".
La transparencia, el no evitar los
conflictos, hablar aunque a veces sea doloroso y resolverlos. "Toda
discusión que no se cierre, se guarda y sirve de metralla para
el siguiente encontronazo", comenta.
El conflicto es lo normal, el conflicto es sano, la discusión es el camino para crecer
y avanzar y "mostrar opinión o emociones, es lo que garantiza que estoy en
un matrimonio donde puedo expresar lo que pienso y lo que siento. Pero igual de
importante es discutir, como resolver el problema", insiste Torres.
Y por último, tener un proyecto de vida en
común: "Un proyecto vital en pareja, aunque en este haya algunos
desencuentros, tiene más posibilidades de alcanzar felicidad ". Además,
concluye el experto, "esto es sinónimo de pertenencia, de sentirte
partícipe a lo que los dos tenemos hace que mantengas la ilusión y las ganas de
compartir tus esfuerzos para conseguirlo".
Periódico
elmundo.es 2013-11-03
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