Cerca
de 6,6 millones de niños murieron en 2012 antes de cumplir los cinco años, lo
que supone 18.000 muertes de menores de esa edad cada día, de las que el 45% se
debieron a malnutrición, según un informe elaborado por varias agencias de las
Naciones Unidas (ONU).
Además
de una alimentación deficiente, neumonía (17%), nacimiento prematuro (15%),
complicaciones durante el parto (10%), diarrea (9%) y malaria (7%), fueron las
principales causas de mortalidad infantil.
El
dato implica un descenso del 47% respecto a 1990, cuando se registraron 12
millones de muertes de menores de cinco años; un "avance
significativo" hacía el cuarto Objetivo del Milenio, que busca reducir la
mortalidad infantil en dos tercios entre 1990 y 2015.
La
reducción de la mortalidad infantil se ha acelerado en los últimos años, ya
que, tras descender a un ritmo anual del 1,2% entre 1990 y 1995, en el periodo
2005-2012, se logró una disminución media por año del 3,9%.
Sin
embargo, la proporción de muertes infantiles en el primer mes -periodo
neonatal- de vida ha crecido en un 19% desde 1990, al pasar de representar el
37% en esa fecha, al 44% de 2012, debido a que la disminución de la mortalidad
entre neonatos es más lenta que entre niños mayores.
El
informe señala que las tasas altas de mortalidad infantil están todavía muy
localizadas, ya que cerca de la mitad de estas muertes se producen sólo en
cinco países: China, República Democrática del Congo, India, Nigeria y
Pakistán.
Solamente
India (22%) y Nigeria (13%) acaparan más de la tercera parte de las muertes de
menores de cinco años.
Todas
las regiones del mundo, excepto el África subsahariana y Oceanía, han recortado
su índice de mortalidad infantil en más de la mitad respecto a 1990.
Según
advierte en el informe la directora general de la OMS, Margaret Chan, más de la
mitad de muertes entre recién nacidos se producen en el primer día de vida, por
lo que considera "crucial" poner especial atención en los cuidados
para la madre y el bebé en las primeras 24 horas tras el parto.
Las
vidas de la mayoría de estos bebes se salvarían si tuvieran acceso a unos
cuidados mínimos de salud, como atención médica durante el parto o
antibióticos, además de prácticas sencillas como el contacto con la madre y
alimentación a base de leche materna durante los seis primeros meses de vida,
aconsejan desde la OMS.
El periódico Larazón.es
2013-09-13
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