Investigadores del Instituto Tecnológico de
Massachussets (MIT) han llevado a cabo una nueva investigación que podría ser
clave a la hora de tratar los trastornos por estrés postraumáticos. Este
nuevo estudio ha descubierto el importantísimo papel que puede llegar a
desempeñar un nuevo gen, conocido como “Tet 1”, esencial para el proceso de
extinción de la memoria.
Según los investigadores, el gen «Tet1»
parece controlar a un pequeño grupo de otros genes necesarios para la extinción
de memoria. Llegaron a esta conclusión tras experimentar con ratones en una
reciente investigación, cuyos resultados han sido publicados en la revista “Neuron”.
Estos animales fueron divididos en dos
grupos: uno, con el «Tet1» activado y otro con el gen anulado. Ambos grupos
fueron introducidos en jaulas en los que se practicaron pequeñas descargas
eléctricas para provocarles una experiencia algo traumática. Al volver a ingresar en
la jaula una vez formada la memoria, los ratones con el “Tet1” anulado continuaban
traumatizados porque asociaban ese espacio a la mala experiencia vivida. Sin
embargo, el otro grupo fue capaz de “olvidar” ese pensamiento negativo y de
aprender nuevas tareas, desvaneciéndose así los recuerdos antiguos.
«En realidad, no se borra nada de la
memoria original», explica la investigadora, sino que hay dos memorias que
compiten entre sí y una se impone a la otra en función de si el “Tet1” domina o
no. «El viejo rastro de la memoria está diciendo a los ratones que ese lugar es
peligroso. Pero la nueva memoria les informa que ahora ese lugar es seguro». Por
tanto, los ratones con el «Tet1» anulado se quedan anclados en sus viejos
pensamientos y son incapaces de extinguir el viejo recuerdo y de aprender cosas
nuevas.
Ahora, los científicos confían en la
estimulación de este gen en seres humanos para ayudar a tratar casos de
trastornos postraumáticos y adicción.
El
periódico Abc.es 2013-09-30
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