La sextorsión se dispara. Quien
juguetea con el envío de imágenes íntimas tiene que ser consciente de lo que
arriesga. Basta una leve traición o un ligero malentendido para que su vida
entre en una espiral de chantaje y miedo de la que parece imposible salir. La
situación es preocupante: las asociaciones que velan por la seguridad en
internet afirman que el número de afectados se ha incrementado entre un 30% y
un 50% en el último año. Y no sólo entre los más jóvenes. Con este panorama,
era evidente la necesidad de reformar un Código Penal que se ha había quedado
rezagado respecto a las nuevas tecnologías.
Tras el anuncio del pasado viernes por
parte del Consejo de Ministros, la nueva legislación incluirá dos artículos que
trataran de paliar el daño. En primer lugar, estará penada entre seis meses y
un año de cárcel la divulgación no autorizada de grabaciones o imágenes íntimas
obtenidas con el consentimiento de la íntima, pero luego divulgadas sin su
conocimiento, cuando afecten gravemente a su intimidad.
A falta de tres meses para que finalice
2013, ya han atendido cerca de un centenar de casos relacionados con la
«sextorsión»; hace dos años fueron 73, lo que supone un incremento superior al
30%.
La ONG Pantallas Amigas también da fe del
incremento. En los últimos doce meses han atendido 230 casos en los que ha
mediado la «sextorsión»; anteriormente, podían registrar alrededor de 150. Un
53% de incremento que conduce a varias reflexiones. Por ejemplo, que sería un
error creer que el «sexting» y la consecuente «sextorsión» son una «travesura»
exclusiva de los menores. «Hemos atendido bastantes casos de adultos, sobre
todo en lo que se refiere al envío de imágenes por una ex pareja». Con todo,
priorizan los casos que afectan a niños. «Una persona adulta, en una situación
así, la puede manejar, tiene experiencia. En los menores es más gravoso. Si las
imágenes de un adolescente salen a la luz, puede ser víctima de un
hostigamiento continuo».
Con todo, Pantallas Amigas alerta
especialmente de una modalidad de «sextorsión» que no dudan en catalogar de
«crimen organizado». Tras registrarse en un chat de «ligue» –uno de los más
populares es «Chatroulette»–, la víctima –en torno a los 20-25 años– cree haber
intimado con una mujer, cuando en realidad ha «picado» el anzuelo: las fotos
eróticas que el joven le había enviado a su nueva «novia» se convertirán en
objeto de chantaje que, dependiendo del poder adquisitivo de la víctima, puede
ir de los 300 a los 6.000 euros.
La gran pregunta: ¿qué hacer si alguien es
«sextorsionado»? Nadie puede asegurar que ceder a la extorsión ponga fin al
problema. «No se debe ceder al chantaje si con eso haces más fuerte al
chantajista. En algún caso, puede ser conveniente seguir la pista durante un
tiempo, ir consiguiendo datos para probar que existe un delito. Aquí no hay un
rehén que puede cambiarse por dinero; no hay ninguna garantía».
Las «celebrities» son especialmente
sensibles a la difusión de imágenes comprometidas que han sido previamente
«robadas» de sus equipos. No en vano, suponen un «botín» muy codiciado por los
«hackers».
El
periódico Larazón.es 2013-09-23
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