La pandemia de H1N1 que sacudió los sistemas sanitarios en el
verano y otoño de 2009 ha dejado, ofreció una posibilidad de experimentar y
medir la respuesta inmunitaria en personas sanas sin tenerlas que exponer
artificiosamente al virus, y estudiar qué factores influían en la gravedad de
la infección adquirida. Eso es lo que han hecho investigadores del Imperial
College de Londres con un grupo de 342 individuos, y su conclusión, que han
publicado en Nature Medicine, és que la enfermedad era más suave cuanto mayor
fuera su concentración de un tipo de glóbulos blancos, los CD-8. La conclusión,
es que un tratamiento preventivo que estimulara la producción de CD-8 podría
ser una vacunación general, que no dependería del tipo de virus de la gripe que
circule cada invierno. O, en otras palabras, que ahí podía estar la clave para
una inmunización universal que no haya que cambiar cada año en función de los
patógenos circulantes.
La idea es combatir una infección que,
según la Organización Mundial de la Salud, causa cada invierno entre tres y
cinco millones de enfermos graves y entre 200.000 y 500.000 fallecimientos.
El
periódico El país.com 2013-09-24
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