lunes, 30 de septiembre de 2013

Hijos de la mediación: ni suspensos ni frustrados con la vida.

Ni bajo rendimiento en los estudios, ni conductas antisociales, o depresiones varias. Mas bien al contrario: Si en lugar de tirarse los trastos a la cabeza, tiene lugar una separación bien llevada, pacífica y encaminada al consenso, las fortalezas de los hijos se disparan. Esta sería la conclusión principal del estudio «Hijos, mediación y divorcio», realizado por la Fundación Atyme tras entrevistar a hijos de parejas que acudieron a la mediación antes de poner fin a sus vidas en común.
El estudio es significativo porque, como consecuencia de las más de 110.000 rupturas que hubo en España durante 2011 (últimos datos del INE), se registraron cerca de 90.000 menores involucrados. Son los convidados de piedra de una cita a la que nunca les hubiera gustado acudir. Por eso, cuatro años después, cobra especial relevancia lo que estos jóvenes han relatado sobre su experiencia colateral a los procesos de mediación a los que acudieron sus padres buscando una solución pactada y negociada a la disolución del vínculo conyugal.
La investigación, dirigida por Trinidad Bernal, directora de Atyme y pionera de la mediación en nuestro país, ofrece datos que son esclarecedores: El 88% de los hijos entrevistados reconocen que el hecho de que el fin de la convivencia de sus padres no fuese conflictiva —aunque fue un acontecimiento triste y, en muchos casos, una experiencia dura—, ayudó a que sus vidas experimentaran una mayor tranquilidad. Esa manera de «normalizar» la separación hizo también que el 79% de los casos los jóvenes entrevistados se llevasen mejor con sus dos progenitores y que, en última instancia, no se vieran afectados en sus estudios (es más, un 85% de los jóvenes no sufrieron cambio en sus notas, o incluso las mejoraron).
Pese a que las ventajas son múltiples, tal y como demuestra este estudio, el sistema no acaba de instalarse en España. De hecho, en la Memoria de la Fiscalía General del Estado correspondiente a 2012 se reconoce que el papel de la mediación en los procedimientos de familia no tiene hasta ahora un “auténtico despegue”. Y eso que este tipo de intervención abarca un amplio espectro de problemas familiares. Es más conocida por conciliar en separaciones y divorcios, explican desde el Instituto Madrileño de la Familia y del Menor de la Comunidad de Madrid, pero también es útil a la hora de alcanzar acuerdos cuando existen malas relaciones entre padres y adolescentes, disputas de herencias, dificultades originadas por el cuidado de mayores con discapacidad...

El periódico abc.es 2013-09-30

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