Los alumnos están muy familiarizados con el uso de las
tabletas en su vida diaria por lo que asumen el cambio con mucha naturalidad.
El aprendizaje no es más rápido pero si más motivador. Otra ventaja es que ya
no tendrán que ir al colegio cargados de libros, sólo su Tablet.
Los padres manifiestan sus reparos con la brecha digital
que existe y sobre si el funcionamiento de los libros electrónicos será igual
de eficaz en los colegios rurales que en los urbanos. También está su
preocupación acerca de la wifi, sobre la emisión de sus radiaciones y estudios
que aseguran que son muy perjudiciales contradicen a otros que dicen que son
inofensivos para la salud. Tampoco saben que software se utilizaría ni en qué
cuantía sufragaría el Ministerio de Educación el coste de las licencias de los
contenidos. También temen que sus hijos puedan conectarse a internet fácilmente
y entrar a contenidos inadecuados.
Tampoco pasan por alto las advertencias de los Colegios
de Ópticos-Optometristas, que aseguran que el uso diario de las tabletas
electrónicas en las aulas «está provocando un incremento del número de
estudiantes con problemas
visuales».
Respecto al coste, los padres muestran diversidad de
opiniones. Sin embargo, los expertos aseguran que el ahorro frente al libro es
palpable. «Es cierto que hay una inversión inicial al comprar el iPad, que en
función de las modas o exigencias de los padres puede variar entre 100 y 300
euros, pero ese modelo les servirá para cursos posteriores. La licencia de
los contenidos supone unos 150 euros, lo que se traduce en un ahorro de 200 a 300 euros
respecto al libro de papel.
El mundo.es 2013-09-12
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