jueves, 26 de septiembre de 2013

Yo fui un niños con “cáncer”. Estudian las secuelas.

A medida que las terapias han llevado hasta el 85% las tasas de curación de las leucemias y otros tumores infantiles, los especialistas comienzan a preocuparse más por su calidad de vida a largo plazo.
Las cosas han cambiado mucho en los últimos años  gracias a las mejoras en el tratamiento: "Antes sólo nos preocupábamos de salvarles la vida a toda costa; ahora, asumes que les vas a curar y te preocupa también la calidad de vida posterior".
Dentro de ese cambio se incluye, por ejemplo, la desaparición de la radioterapia en el tratamiento de los niños con leucemia. Antes se radiaba a estos pequeños con la intención de reducir el riesgo de recaídas en el sistema nervioso central; sin embargo, cuando se observaron los efectos de los rayos X en la glándula tiroides, las alteraciones en las hormonas sexuales y de crecimiento, incluso los trastornos cognitivos y de atención por la radiación en el cerebro, la radioterapia se fue eliminando hasta abandonarse definitivamente en los protocolos oficiales este mismo año.
Hoy en día, la leucemia lifoblástica aguda (el cáncer infantil más frecuente) se cura en el 85% de los casos con quimioterapia (el trasplante de médula se reserva sólo para algunos casos en los que no hay respuesta o para otros tipos de leucemia, como la mieloblástica). "Ésa es la buena noticia; la mala es que los fármacos que usamos tienen algunas secuelas". Los problemas cardiacos (sobre todo entre quienes toman antraciclinas) son los más conocidos, aunque también puede haber déficits cognitivos, infertilidad, raquitismo y baja estatura, o incluso segundos tumores.
Esta misma semana, la revista “Cancer Epidemiology, Biomarkers and Prevention” publica una revisión con más de 1.100 personas que superaron un cáncer en su infancia que demuestra los daños renales que persisten en la edad adulta a consecuencia de algunos tratamientos.
El reto actual de la hematoncología pediátrica está en mantener y mejorar las tasas de curación con la menor dosis posible de 'quimio'. Según un reportaje reciente publicado en “Nature”, al menos un 25% de los niños que sobrevive a un tumor en su infancia tiene como mínimo un trastorno grave de salud a lo largo de su vida.
Hasta ahora, este problema de los supervivientes ha recibido poca atención y de hecho hay pocas publicaciones sobre la calidad de vida de estos niños cuando llegan a la edad adulta.
En el caso de los niños, lo importante es que tengan un adecuado seguimiento tanto por parte de su hematólogo como en su centro de salud. "Tampoco es cuestión de convertir a niños que ya están sanos en enfermos crónicos, ni en hacerles un estudio sobre todas las posibles secuelas que pueden tener, porque en el 90% de los casos no les pasará nada, pero sí es importante que su médico esté al tanto".

EL periódico elmundo.com 2013-09-25

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