jueves, 26 de septiembre de 2013

De puerta en puerta buscando niños sin escuela en Río.

Un proyecto financiado por una ONG intentará acabar con el absentismo escolar de 24.000 menores. Serán sobre todo mujeres. Irán a los barrios más pobres de Río de Janeiro en busca de los 24.000 niños de seis a catorce años que aún no van a la escuela. Según la ley, a partir de los seis años deberían estar escolarizados, pero ni siquiera el Gobierno sabe por qué faltan a clase. Se supone que pertenecen a familias muy pobres en las que ellos trabajan vendiendo chucherías en la calle, que viven lejos de la escuela, o incluso que algunos son menores con deficiencias físicas o psíquicas a los que los padres prefieren dejar en casa. 
La idea de las autoridades de la capital carioca es que para 2016, fecha de la celebración de los Juegos Olímpicos, ni un niño esté fuera de la escuela. El proyecto Alumno Presente, que se pondrá en marcha a partir del mes próximo, contará con el apoyo de voluntarios y será financiado fundamentalmente por la ONG Educación Above All (Educación por encima de todo, que sufraga el gobierno de Catar.
Las protagonistas serán mujeres con experiencia como vendedoras a domicilio de perfumes y cremas, ya que son conocidas y mejor recibidas por las familias. La intención no es solo convencerlas de llevar a los niños a la escuela, sino estudiar, caso por caso, los motivos y buscar ayudas económicas, logísticas o incluso psicológicas.
La fundadora de la ONG y esposa del emir de Catar ha destacado en Río que en su visita quiso aprender cómo Brasil ha conseguido que más del 90% de los menores, aún de las clases más bajas, vayan a la escuela. La Bolsa Escuela, creada por el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso, ofrecía una ayuda económica a las familias que enviasen cada día a los niños a clase. De lo contrario, perdían la beca. El proyecto culminó en la Bolsa Familia actual, creada en el mandato de Lula y que continuó con Dilma Rousseff. Esta beca asiste a 12 millones de familias y ha sido una de las iniciativas que, junto con la creación de empleo y el aumento del salario base anual, han contribuido a sacar a 30 millones de brasileños de la pobreza absoluta.
El reto de Rousseff es ahora acabar con los 13 millones que aún sufren las garras de la miseria. Ella misma ha dicho que “un Brasil rico es un Brasil sin miseria”.
El periódico elpais.com 2013-09-24

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