La detección temprana de la sordera
infantil para poder tratarla y no tenga una repercusión significativa en el
desarrollo del lenguaje.
Signos de alarma:
De 0 a 3 meses:
- Ante
un sonido no se observan en el niño respuesta refleja de tipo: parpadeo,
agitación, despertar.
-
No le
tranquiliza la voz de su madre.
-
No
reacciona al sonido de una campanilla.
-
Emite
sonidos monocordes (mismo tono).
De 3 a 6 meses:
-
Se
mantiene indiferente a los ruidos familiares.
-
No se
orienta hacia la voz de su madre.
-
No
responde con emisiones a la vox humana.
-
No
emite sonidos guturales para llamar la atención.
-
No
hace sonar el sonajero si se le deja al alcance de la mano.
De 6 a 9 meses:
-
No
emite (pa, ma, ta…).
-
No
vocaliza para llamar la atención sino que golpea objetos cuya vibración al caer
asocia con la presencia de su madre.
-
No
juega con sus vocalizaciones, repitiéndolas e imitando las del adulto.
-
No
atiende a su nombre.
-
No se
orienta a sonidos familiares no necesariamente fuertes.
-
No
juega imitando gesto que acompañan cancioncillas infantiles (“los lobitos…”) o
sonríe al reconocer estas.
-
No
dice “adiós” con la mano cuando se le dice esta palabra.
De 9 a 12 meses:
-
No
reconoce cuando le nombran a “papá” y “mamá”.
-
No
comprende palabras familiares.
-
No
entiende una negación.
-
No
responde a “dame…” si no se le hace el gesto indicativo de la mano.
De 12 a 18 meses:
-
No
dice “papá” y “mamá” con contenido semántico.
-
No
localiza la fuente del sonido.
-
No
señala objetos y personas familiares cuando se le nombran.
-
No responde
de forma distinta a sonidos diferentes.
-
No se
entretienen emitiendo y escuchando determinados sonidos.
-
No
nombra algunos objetos familiares.
De 18 a 24 meses:
-
No
presta atención a los cuentos.
-
No
comprende órdenes sencillas si no se acompañan de gestos identificativos.
-
No
identifica las partes del cuerpo.
-
No
conoce su nombre.
-
No
hace frases de dos palabras.
A los 3 años:
-
No se
le entienden las palabras que dice.
-
No
repite frases.
-
No
contesta a preguntas sencillas.
A los 4 años:
-
No
conversa con otros niños.
-
No
manifiesta lenguaje maduro ni lo emplea eficazmente y solo le entiende su
familia.
Asimismo, se recomienda la consulta
siempre que se trate de un niño que carece de lenguaje, este cesa o evoluciona
lentamente; padece frecuentes catarros, otitis o enfermedades alérgicas; o bien
si el niño se muestra distraído y/o se retrasa en su aprendizaje escolar.
Antoraz,E; Villalba,J, 2010. Desarrollo
cognitivo y motor. Servicios Socioculturales y a la Comunidad. Madrid.
Editorial Editex, S.A.
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