martes, 10 de septiembre de 2013

¿Porqué es importante que los niños jueguen y se ensucien?

Muchos padres tendemos a intentar imponer las normas sociales a los niños cuando todavía son demasiado pequeños. Entre estas normas está la de que no tiene que ensuciarse. Y yo me pregunto ¿cómo va a aprender a comer solito si no se puede ensuciar? En este caso los padres lo tenemos bastante claro y solemos dejarles un pequeño margen para que se ensucien. Pero que pasa si lo que queremos potenciar no es la habilidad motora compleja de la utilización de los cubiertos y lo que queremos es potencial el aprendizaje sensorial, el descubrimiento de nuevos materiales y sus propiedades o su capacidad para expresar un estado emocional mediante la acción sobre el material (como puede ser la alegría saltando sobre un charco). Entonces somos mucho  más reacios. De hecho muchos padres creen que los niños se ensucian adrede; pero la realidad es que los niños disfrutan jugando independientemente de si se ensucian o no. Todos sabemos que para descubrir hay que manipular y experimentar.
Si le permites experimentar con la comida en un momento controlado (una tarde de lluvia que no tienes nada más que hacer), el niño después jugará menos con la comida (su curiosidad ya está cubierta) cuando tengas prisa para que se acabe la comida porque tienes que ir a algún lugar. Pero tenéis que cambiar las condiciones del entorno para que distinga perfectamente entre jugar y comer. Ponerle un delantal y forrar con papel de periódico la mesa y el suelo de alrededor para que no se manche cuando juega. Pero durante la comida solo lleva el babero.

Por lo que es interesante que aproveches los días en los que el tiempo no te permite salir a la calle para poder experimentar con distintos materiales como: pintura de dedos (también puedes utilizar chocolate a la taza frío para pintar; así no sólo experimenta con el tacto sino con el olfato y el gusto). Si tenéis oportunidad de llevarlos a un huertecito; se han visto un beneficio maravilloso en las escuelas en las que tienen huerto. Juegan a regar (a hacer barro), a sembrar, a recoger los alimentos y luego a prepararlos y por supuesto, a comérselos. También es una buena idea jugar con ellos a cocinar. Hacer la masa de galletas, rebozar las croquetas en harina, remover la masa para una coca, etc. No sólo experimenta con texturas distintas sino que aprende como se elabora los alimentos y luego se come el resultado de su duro trabajo (lo que les resulta muy gratificante).  Por lo que ya sabéis, ensuciarse puede llegar a ser no sólo muy educativos, sino muy gratificante.

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