Muchos padres tendemos a intentar imponer
las normas sociales a los niños cuando todavía son demasiado pequeños. Entre
estas normas está la de que no tiene que ensuciarse. Y yo me pregunto ¿cómo va
a aprender a comer solito si no se puede ensuciar? En este caso los padres lo
tenemos bastante claro y solemos dejarles un pequeño margen para que se
ensucien. Pero que pasa si lo que queremos potenciar no es la habilidad motora
compleja de la utilización de los cubiertos y lo que queremos es potencial el
aprendizaje sensorial, el descubrimiento de nuevos materiales y sus propiedades
o su capacidad para expresar un estado emocional mediante la acción sobre el
material (como puede ser la alegría saltando sobre un charco). Entonces somos
mucho más reacios. De hecho muchos
padres creen que los niños se ensucian adrede; pero la realidad es que los
niños disfrutan jugando independientemente de si se ensucian o no. Todos
sabemos que para descubrir hay que manipular y experimentar.
Si le permites experimentar con la comida
en un momento controlado (una tarde de lluvia que no tienes nada más que
hacer), el niño después jugará menos con la comida (su curiosidad ya está
cubierta) cuando tengas prisa para que se acabe la comida porque tienes que ir
a algún lugar. Pero tenéis que cambiar las condiciones del entorno para que
distinga perfectamente entre jugar y comer. Ponerle un delantal y forrar con papel
de periódico la mesa y el suelo de alrededor para que no se manche cuando
juega. Pero durante la comida solo lleva el babero.
Por lo que es interesante que aproveches
los días en los que el tiempo no te permite salir a la calle para poder
experimentar con distintos materiales como: pintura de dedos (también puedes
utilizar chocolate a la taza frío para pintar; así no sólo experimenta con el
tacto sino con el olfato y el gusto). Si tenéis oportunidad de llevarlos a un
huertecito; se han visto un beneficio maravilloso en las escuelas en las que
tienen huerto. Juegan a regar (a hacer barro), a sembrar, a recoger los
alimentos y luego a prepararlos y por supuesto, a comérselos. También es una
buena idea jugar con ellos a cocinar. Hacer la masa de galletas, rebozar las
croquetas en harina, remover la masa para una coca, etc. No sólo experimenta
con texturas distintas sino que aprende como se elabora los alimentos y luego
se come el resultado de su duro trabajo (lo que les resulta muy gratificante). Por lo que ya sabéis, ensuciarse puede llegar
a ser no sólo muy educativos, sino muy gratificante.
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