La directora
regional de UNICEF ha advertido de que el alargamiento del conflicto sirio
podría estar dejando cicatrices "duraderas" e "invisibles"
en los más de cuatro millones de niños refugiados, debido a una exposición
prolongada a la violencia, al estrés, a los múltiples desplazamientos y a la
pérdida de familiares y amigos.
De
hecho, destaca que algunos padres han asegurado que sus hijos "están
sufriendo pesadillas frecuentes y muestran comportamientos temerarios y
agresivos", entre otras manifestaciones, entre las que también se
encuentran “moja la cama por las noches” y un mayor
"retraimiento y apego".
En
este sentido, expertos en protección de la infancia de la organización han
asegurado que "los niños que han sido sometidos a un estrés intenso pueden
perder la capacidad de conectar emocionalmente con los demás y consigo
mismos" y existe la posibilidad de que se "paralicen" sus
sentimientos básicos, haciéndoles incapaces de "pensar en el futuro o
recordar eventos recientes".
Por
ello, la entidad benéfica ha pedido ayuda para financiar las actividades que se
llevan a cabo en los campos de refugiados con el fin de “ayudar a los niños a
manejar los temores y la inseguridad algo que, según ha destacado "no es
un lujo".
La
acción de la organización sobre el terreno consiste, según ha indicado, en
llevar a cabo acciones para que los niños "puedan expresarse" a
través del juego o del deporte, así como formar maestros y consejeros para
proporcionar apoyo especializado a los niños que lo requieran.
En
total, cerca de 470.000 niños sirios han recibido apoyo emocional desde el
comienzo de 2013. Algunos desde Siria, otros como refugiados en un país vecino.
El
periódico Elmundo.es 2013-09-11
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