lunes, 28 de octubre de 2013

Cuando la técnica menos invasiva para el cáncer de mama no es la mejor opción.

En algunas pacientes con cáncer de mama (por ejemplo aquellas que presentan afectación en los gánglios de la axila) la quimioterapia se administra antes de pasar por el quirófano con el objetivo de analizar la respuesta ante el tratamiento y aumentar las posibilidades de llevar a cabo una cirugía lo más conservadora posible.
Tras la 'quimio' es fundamental analizar el estado ganglionar axilar, que es la que abre la puerta principalmente a la expansión del tumor. Y esta valoración, hasta ahora, se hace mediante la extirpación y posterior análisis de los ganglios que se encuentran bajo el brazo.
Como esta práctica conlleva numerosos y molestos efectos secundarios, algunos estudios habían apuntado la posibilidad de utilizar en estos casos la técnica del ganglio centinela, una maniobra que ya se emplea con éxito en mujeres que no presentaban afectación de los gánglios de la axila antes del tratamiento, entre otros casos. Sin embargo, una amplia investigación echa por tierra, al menos de momento, esa posibilidad. Según sus datos, el número de falsos negativos que arroja el procedimiento no permite establecerlo como patrón de diagnóstico.
Los ganglios centinela son los primeros ganglios linfáticos a través de los que el tumor puede comenzar a extenderse. Hay varias técnicas para detectarlos, pero generalmente se localizan inyectando una sustancia radioactiva o un tinte cerca del tumor.
Esa sustancia viaja a través de los conductos linfáticos hasta los ganglios, lo que permite identificar cuáles son los que tienen una conexión directa con el tumor. Una vez localizados, se extraen y se analizan. Si no se aprecian células malignas, no hace falta extraer el resto de los ganglios de la axila, con lo que se evitan muchas complicaciones.
Con estos datos en mente, un equipo liderado por Judy Boughey, de la Clínica Mayo de Rochester (EEUU), quiso averiguar si esta técnica era eficaz en mujeres con cáncer de mama que presentaban afectación en los gánglios de la axila y habían recibido quimioterapia de forma previa a la cirugía.
Para ello, seleccionaron a un grupo de 649 pacientes con ese perfil, que se sometieron en primer lugar a la técnica del gánglio centinela y seguidamente a la extirpación de todos sus ganglios axilares, como indica el estándar habitual. De ese modo, pretendían comprobar la utilidad de la técnica para detectar el alcance de la malignización en la zona.
Sin embargo, sus datos demostraron que la tasa de falsos negativos era del 12,6% (39 mujeres que no presentaban cáncer según la técnica del ganglio centinela, sí presentaban células cancerosas en otros gánglios), un porcentaje que consideran demasiado elevado para poder implantar la técnica en la atención de este grupo de pacientes.

El periódico elmundo.es 2013-10-28

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