El pasado
mes de julio, un estudio publicado
en la revista “Science Traslacional Medicine” ponía el foco en un problema ya
conocido por los especialistas en VIH. El virus del sida, lejos de actuar igual
en todos los lugares del organismo humano, ataca con especial virulencia a
ciertas partes y, en ocasiones, utiliza como aliados a habitantes del cuerpo
que, en circunstancias normales, no suponen ningún peligro para la salud. Es el
caso de la microbiota gastrointestinal.
Un estudio publicado en la última edición
de la revista “Clinical Infectious Diseases” demuestra por primera vez cómo un
compuesto probiótico, de nombre NR100157, podría actuar sobre esa acción específica
del VIH.
Lejos de querer imitar ni remotamente la
acción de los antirretrovirales, NR100157 actúa sobre la microbiota
gastrointestinal. Como se explica en el estudio, mientras que la pérdida de
células T CD4 en plasma es el signo más reconocible de la infección por VIH,
esta también se asocia con la rápida disminución de CD4 específicamente asociadas al
sistema digestivo, lo que lleva a alteraciones en la
composición de la microbiota (los microorganismos que conviven con el ser
humano en el tracto gastrointestinal y cuya importancia cada vez está más
demostrada).
En BITE, lo que los investigadores
dirigidos por Lange intentaron demostrar es la eficacia del producto probiótico
para aminorar la disminución de los CD4 en pacientes infectados por el VIH con
una carga viral mayor de 800. En total fueron 143 los seropositivos
de ocho países (Italia,
Holanda, Reino Unido, Tailandia, Brasil, EEUU, Australia y Argentina) los que
completaron el seguimiento completo del estudio. De ellos, 60 fueron asignados
al nuevo compuesto y el resto tomó un placebo de aspecto similar.
Y los resultados de la investigación
prueban que tuvieron éxito y esta reducción fue estadísticamente significativa
en el grupo que consumió el yogur líquido. "La idea subyacente era la de
postergar el inicio del tratamiento, lo que en vista de las guías actuales
parece poco probable", apunta Cahn.
Aunque la persona esté en tratamiento, los
CD4 específicos de la flora intestinal siguen bajando poco a poco. Por esta
razón, Lange señala que la utilidad de este compuesto no termina en el contexto en el que se ha
ensayado, es decir,
en pacientes 'naive' o que aún no se han tratado. Por el contrario, este
experto cree que "hace falta llevar a cabo un estudio para definir su
beneficios como complemento a la terapia antirretroviral".
El periódico elmundo.es 2013-10-17
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