Cada año 7,3
millones de jóvenes menores de 18 años dan
a luz un niño, dos millones de ellas tienen menos de 15 años. Si no se toman
medidas y la tendencia continúa, en 2030 serán tres millones las niñas que
afronten un embarazo y un parto, según datos ofrecidos por el Fondo de
Población de Naciones Unidas (UNFPA).
No se trata sólo de
pasar por los cambios que genera un embarazo y por una situación tan difícil
como es un alumbramiento, la
gestación en la adolescencia tiene consecuencias importantes en la salud.
Sólo hay que mirar los datos que ofrece el informe Estado de la Población
Mundial 2013, presentado este miércoles en Madrid, y que señala que cada año mueren
70.000 jóvenes en países en desarrollo por causas relacionadas con esta
maternidad tan temprana.
"El embarazo en la adolescencia es un
pasaporte seguro para vivir en una situación de pobreza el resto de sus
vidas", ha afirmado durante la jefa de Salud Reproductiva del Fondo de
Población de Naciones Unidas.
Por este motivo, asegura que hay que
cambiar los valores en las familias, comunidades y gobiernos que, en muchos
casos, otorgan un papel positivo al matrimonio temprano.
Según el informe, las niñas que permanecen
en la escuela más tiempo son menos proclives a quedar embarazadas, porque la
educación les da opción a futuros empleos, aumenta su autoestima y estatus y
les permite ser más partícipes de las decisiones que afectan a sus vidas.
Algunos gobiernos y comunidades han podido
reducir la fertilidad adolescente a través de acciones destinadas a lograr
otros objetivos, tales como mantener a las niñas en la escuela, prevenir la
infección por VIH, acabar con los matrimonios infantiles, construir el capital
humano de las niñas, otorgar facultades a las niñas para que tomen decisiones
de vida y defender sus derechos humanos básicos.
El
periódico elmundo.es 2013-10-31
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