Durante las
últimas décadas, han figurado en la lista de los 'principales enemigos' de la
salud. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, las grasas están empezando a ser
redimidas por la ciencia.
Varias investigaciones recientes han
señalado que quizás sea la hora de quitarles el 'estigma' de dañinas. Y no sólo por la constatación de
que hay muchos tipos de grasa (no es lo mismo tomar aceite de oliva, cuyas
propiedades cardiosaludables han sido ratificadas; que ingerir los conocidos
como ácidos grasos trans, presentes en muchos alimentos procesados y cuyos
riesgos también han sido probados); sino porque cada vez hay más evidencias de
que, en general, las grasas no son las principales culpables de la epidemia de
enfermedades cardiovasculares.
"La relación tan aparentemente lógica
entre consumo de grasa alimentaria y acumulación de grasa corporal se ha
tambaleado", señalaba en este diario hace unos meses José María Ordovás, uno de los principales expertos en el área.
Esta semana, un comentario publicado en la
revista 'BMJ' firmado por el
cardiólogo británico Aseem Malhotra, se une a este argumentario sugiriendo que
es el momento de suprimir el mantra que asocia grasa saturada y enfermedad cardiovascular.
Para Malhotra, si en esta historia hay un
verdadero 'culpable' al que señalar con el dedo, ese es, sin duda, el azúcar que la
industria añade a sus productos.
El 'miedo' a la grasa, señala el
cardiólogo, llevó a una considerable reducción de su presencia en los productos
procesados. Pero el problema, ejemplifica, es que "cuando quitas la grasa, la comida sabe peor.
Y la industria alimentaria compensó [esa falta] reemplazando la grasa saturada
con azúcares añadidos".
La evidencia científica actual, añade, está
demostrando que "el azúcar es un posible factor de riesgo independiente para desarrollar síndrome
metabólico". De
hecho, se sabe que hoy en día, el 75% de las personas que llegan al hospital
con un infarto tienen "concentraciones de colesterol totalmente
normales", subraya Malhotra quien, seguidamente, se pregunta si no es el
momento de replantearse si el colesterol es realmente el problema.
La obsesión por el colesterol ha llevado a
una "sobremedicación de millones de personas", comenta el cardiólogo.
Y reflexiona: está demostrado que "adoptar una dieta mediterránea tras
un ataque al corazón es casi tres veces más efectivo que tomar una estatina
para reducir la mortalidad".
El periódico elmundo.es 2013-10-23
No hay comentarios:
Publicar un comentario