Ignasi
Carreras, ex director general de Intermón Oxfam y director del Instituto de Innovación
Social de Esade, cita como ejemplo el acuerdo al que llegaron el banco social
de microcréditos Grameen y la empresa Danone para desarrollar un producto con
alto poder nutritivo a un precio bajo. Este acuerdo dio como resultado la
creación de un yogur que contiene el 30% de las necesidades de vitamina A, cinc
y sodio por persona al día, y que se vende en las zonas rurales de Bangladesh por 0,06 euros. En este
país hay más de 160 millones de habitantes y el 56% de la población está
malnutrida, según datos de Naciones Unidas. “Se trata de aportar a las familias algo que genera un
cambio radical. Además, utiliza plantas de la zona y la comercialización la
hacen mujeres que han recibido ayudas para crear una empresa. Al desarrollar la
tecnología para crear este producto, Danone vio que había creado una nueva gama
que podía comercializar también en otros países, como India o Polonia, donde ya
se vende una barra de cereales barata y de alto poder nutritivo”.
La sanidad es uno de los campos en los que
se están poniendo en marcha iniciativas más interesantes. Una de ellas partió
de Embrace Global,
una entidad sin ánimo de lucro estadounidense creada por exalumnos de la
Universidad de Stanford. El equipo de Embrace Global buscaba una alternativa
para las incubadoras tradicionales, que resultan demasiado caras para muchos
países en desarrollo. Analizando los datos disponibles, llegaron a la
conclusión de que la mayor parte de los prematuros lo eran por nacer solo entre
15 días y un mes antes de lo debido. Es decir, que no requerían un nivel de
aislamiento similar al de los bebés prematuros nacidos varios meses antes de
que la madre salga de cuentas. Se trata de bebés que, en esencia, solo necesitan
calor y un espacio protegido.
Embrace Global dio con una solución de bajo
coste, portátil y fácil de esterilizar: un pequeño saco de dormir que cuesta
unos 25 euros, el 1% de lo que vale una incubadora. Se creó pensando sobre todo
en hospitales y centros de salud, pero su precio y fácil portabilidad ha hecho
que también lo puedan utilizar muchas familias. Aunque no aísla como una
incubadora, el pequeño saco aporta a los bebés el calor que requieren y les
permite permanecer en un espacio que se puede esterilizar a menudo.
Ashoka selecciona a
emprendedores sociales y les da un sueldo-beca mensual durante tres años para
que desarrollen su proyecto. En España se ha becado a 23 personas. De los
proyectos que han apoyado en el mundo, Zapata calcula que unos 200 están
enfocados a desarrollar tecnología para el desarrollo. Uno de los proyectos de
españoles apoyados por esta organización es el de Andrés Martínez. Lo explica
Zapata: “Está destinado a transmitir ecografías a través de la red para el
diagnóstico. Permite que técnicos de salud de menor cualificación que trabajan
en lugares donde no hay médicos realicen ecografías a través de un ordenador
conectado a un ecógrafo y las transmitan. Así se consigue distinguir si el
paciente debe ser tratado de una neumonía o de un catarro, o posibles
complicaciones de un parto”.
Otro de los proyectos que ha apoyado
Ashoka, promovido por el emprendedor Bright Simons, de Ghana, está destinado a
luchar contra las medicinas falsas en África, en concreto, está implantándose
en su país. Mediante el móvil se saca una foto al código del producto, se envía
y en segundos se tiene la respuesta de si es válido o no. Se calcula que entre
el 40% y el 50% de las medicinas que se venden en África son falsas, hay un
mercado negro que fabrica medicinas que no curan. Y en algunos países, como
Nigeria llegan a ser el 80% de las que se venden, según la Interpol, señala
Zapata.
El periódico elpais.com 2013-10-23
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