En un
año, de 2011 a 2012, los procesos judiciales por violencia machista en
adolescentes se han incrementado un 30%. Han pasado de 473 a 632, según la
Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2013. Son los primeros datos
claros y tangibles de este delito en menores (antes de esas fechas se recogían
como violencia intrafamiliar). Aunque los expertos avisan de que la cifra es
solo una migaja de realidad, la que llega a los tribunales. Muchas familias no
denuncian lo que les ocurre a las chicas. Otras no llegan a identificar la
situación de maltrato.
Desde que se empezaron a contabilizar las
víctimas mortales del sexismo, en 2004, se han registrado dos casos en menores.
Los psicólogos,
educadores y juristas resaltan que se están detectando, y produciendo,
comportamientos y agresiones machistas a edades cada vez más tempranas. “En los
jóvenes se reproducen roles que creíamos superados. Patrones en los que el
chico es el dominante y ejerce esa dominación a través del control, y la chica
adopta una actitud sumisa o complaciente”, describe Susana Martínez, presidenta
de la Comisión de Estudio de Malos Tratos a Mujeres.
El entorno social y los propios jóvenes aún
justifican determinadas actitudes sexistas. Como que los celos son una
expresión del amor. Una afirmación con la que están de acuerdo el 33,5% de los
chicos y el 29,3% de las menores. O que para tener una buena relación de pareja
es deseable que la mujer evite llevar la contraria al hombre, como piensan el
12,2% de ellos y el 5,8% de ellas, según un estudio de 2010 sobre violencia de
género en adolescentes encargado por el anterior Gobierno socialista.
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