miércoles, 16 de octubre de 2013

Descubre hasta dónde perjudicas a tu hijo si eres un padre protector.

En nuestra sociedad, los padres son cada vez más protectores. Conscientes de ello (del esfuerzo que supone para los progenitores estar pendientes de cada detalle que pueda perjudicar a los pequeños y del efecto negativo en los hijos), no son pocos los casos de padres que llegan angustiados a la consulta de los psicólogos en un intento de dejar de ser tan sobreprotectores y no saber cómo hacerlo.
Protección, según el diccionario de la Real Academia Española, significa «amparar, favorecer, defender» y puede ser tanto a nivel físico como psíquico. Según Susana de Cruylles, psicóloga Clínica de Hospital Universitario Príncipe de Asturias,  en el campo de la educación de los hijos existen dos pilares básicos: el amor y las normas. Los padres sobreprotrectores dan mucho amor, pero también mucho control: «No te subas ahí, que te vas a caer», «No estés triste, toma lo que quieras», «No se lo digo a nadie, tú tranquilo»...
El problema es que «les cuesta ver la separación existente entre protección-sobreprotección, y suelen llegar a consulta pidiendo pautas para poder cambiar.
Existen, según Susana de Cruylles, varias razones por la que actualmente se protege más a los hijos. «Por un lado, que cada vez nacen menos niños y hay una mayor tendencia a centrarse en los que se tienen. Además, hay un mayor acceso a información, sobre todo de noticias catastróficas, y los padres tienen más miedo a que les pase algo a sus hijos. Tampoco hay que olvidar que las familias están menos tiempo en casa y, cuando están, quieren dar todo a sus hijos como forma de compensarles por sus ausencias».
Vamos a mencionar varias maneras de sobreproteger a un hijo y las consecuencias psíquicas que supone para los pequeños:
- Prohibirles realizar sus propios deseos por una percepción de daño exagerado puede conllevar a una falta de conocimiento de sí mismos, así como del mundo que les rodea, lo que tendrá un efecto de falta de confianza, seguridad y autoestima. Los niños deben poder caerse para experimentar lo que supone levantarse y sentirse orgullosos de sus propias capacidades y logros.
- Otro modo es negar sus propios sentimientos cuando nos cueste conectar con nuestras emociones. «Quiero ahorrarle que lo pase mal», suelen decir algunos padres. Los niños lloran, gritan, se enfadan… Necesitan poder sentir y ponerle palabras a lo que sienten para entenderse y conocer sentimientos.
Si les interrumpimos, rechazamos y nos asustamos, no serán capaces de desarrollar una autorregulación interna ni integrar sentimientos. Esto les producirá una gran inseguridad y tensión interna. Por supuesto, no todas las acciones están permitidas, pero sí lo están todas las emociones. Podemos ayudarles a poner en palabras sus emociones a través de juegos, dibujos, lenguaje, aunque no les permitamos realizar la acción en cuestión.
- También se produce una cierta sobreprotección cuando nos adelantamos a ellos. Cuando salimos al paso de los deseos de nuestros hijos y ellos no ven el esfuerzo que implica, les estamos negando la posibilidad de desarrollar capacidades, de aprender cómo se hace, de entender cómo funciona. Muchos padres responden a tal cuestión diciendo «es que yo lo hago más rápido y con menos esfuerzo que él». Claro, el aprendizaje requiere paciencia y tiempo pero el esfuerzo es una piedra básica para que podamos aprender de nosotros y de cómo funciona nuestro entorno.
- Otra manera es ocultarles información por miedo a que sufran o se frustren. Los niños necesitan poder hacerse cargo de las situaciones. Debemos enseñarles poco a poco a relacionarse con las limitaciones, las dudas, las pequeñas frustraciones del día a día para que puedan desarrollar recursos de afrontamiento. Por el contrario les estamos exponiendo sin herramientas propias lo que en momentos difíciles puede llevar a desestructurarles.
En resumen, «cuando sobreprotegemos a un hijo estamos dándole varios mensajes de un modo subliminal: “No eres capaz”,” no puedes hacerlo”, “no puedes confiar del todo en ti mismo”… Aunque creamos que le estamos protegiendo», explica Verónica Corsini.
El periódico abc.es 2013-10-16

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