Varios
estudios publicados esta semana apuntan cómo realizar algún tipo de ejercicio
puede reducir algunos de los problemas de salud más frecuentes como la
diabetes, el cáncer de mama, la hipertensión o los infartos. Su efecto es igual
o superior al de algunos fármacos que se recetan para estos trastornos.
Accesible, barata y eficaz, el ejercicio es
una de las mejores herramientas para prevenir y tratar ciertas enfermedades.
Una de ellas es la hipertensión, un trastorno que afecta
a unos 78 millones de adultos en EEUU y a unos 14 millones en España, lo que representa en nuestro país
algo más del 40% de la población general adulta.
Un análisis de 13 estudios, publicado por
la revista de la Asociación Americana del Corazón, “Circulation”, ha valorado
su efecto en más de 136.000 personas de Estados Unidos, Europa y Asia que
fueron evaluados a lo largo de un periodo mínimo de dos años y máximo de 45.
Según este trabajo, cuanta
más actividad física se tenga, más protegido se está de desarrollar
hipertensión.
De esta manera, se comprobó que aquellas
personas que practicaban más de cuatro horas a la semana de ejercicio en su
tiempo libre tenían una reducción del 19% en su riesgo de tener hipertensión.
En la misma línea va otra revisión de 12
meta-análisis (un tipo de estudios científicos), publicada en la revista “British Medical
Journal”, en la que se comparaban dos estrategias, ejercicio frente a
fármacos, en la prevención
de un segundo infarto de miocardio, para la rehabilitación tras un ictus, en el
tratamiento de una insuficiencia cardíaca y como prevención de a diabetes.
Según este trabajo, tanto en la prevención
de la diabetes como en la de un segundo infarto, la actividad física es tan
eficaz como la medicación correspondiente. Por otro lado, en aquellas personas
que habían sufrido un ictus, o accidente cerebrovascular, el ejercicio es más
beneficioso que los fármacos. Sólo los
diuréticos, administrados en la insuficiencia cardiaca, superan en eficacia a
alguna forma de gimnasia.
Pero no quedan ahí los beneficios. Porque
correr, nadar, jugar al tenis o caminar cada día ayuda a prevenir la aparición
de cáncer de mama, según un tercer estudio publicado en la revista “Cancer
Epidemiology, Blomarkers & Prevention”.
Tras analizar los datos de unas 73.000 mujeres
posmenopáusicas de 50 a 74 años, los investigadores observaron
que aquellas
que realizaban al menos una hora diaria de ejercicio intenso tenían un riesgo un
25% menor de cáncer de mama, comparadas con aquellas que sólo
caminaban dos horas por semana. No obstante, si se caminaba una hora o más cada
día también tenían un riesgo un 14% menor de este tumor en comparación con
aquellas que lo hacían sólo tres horas o menos a la semana.
El periódico
el mundo.es 2013-10-05
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