Su
mejor baza es el anonimato, para los «groomers»
como se conoce a los adultos que acosan a menores a través de internet con
intenciones sexuales. Una lacra que crece exponencialmente, como advierte un
nuevo estudio del Centro de Explotación Infantil y Protección Online (CEOP, en
sus siglas en inglés) del Reino Unido.
Esta organización, ha realizado doce
investigaciones durante los dos últimos años en las que 424 niños, 184 de ellos en Reino Unido (más del
40%), han sido objeto de
chantajes por parte de redes de pederastia. La
mayor intervención, llamada Operación K, desveló que 322 niños estaban siendo
chantajeados en todo el mundo, 96 de ellos en Gran Bretaña. Las víctimas, en
general, chicos entre 11 y 15 años, sucumbieron ante una banda de personas no
europeas que afrontarán un juicio en las próximas semanas.
Las argucias, tretas y artimañas de un
adulto para ganarse la confianza de un adolescente son infinitas. Y similares
en un país y en otro. Antes de empezar a tejer su red, el «groomer» se empapa
de toda la información posible sobre su víctima: estudia su perfil, sus
contactos, sus fotografías, sigue sus comentarios y opiniones en las redes
sociales... «Después, el 90% de ellos comienza a levantar una obra de
ingeniería social». Pasa a tener los primeros contactos con su víctima, en los
que se muestra simpático y
amable. Sigue obteniendo
información de la forma más natural (¿tienes mascota? ¿cómo se llama tu abuela?
¿qué coche tiene tu padre). Cualquiera de las respuestas puede ser la clave
para conseguir la contraseña. Y trata de ganarse la confianza del chico con
tretas de lo más variado. Por ejemplo, ofreciéndole
dinero para recargar el móvil.
Cuando tienen suficiente información, comienza
el chantaje. «Primero, los
depredadores consiguen que los niños hagan algún baile ante la webcam; después
que enseñen el sujetador, por ejemplo; más tarde que se quiten alguna prenda de
ropa... A partir de aquí la víctima está perdida, ya la puede chantajer y
amenazar con enseñárselo a sus padres. El groomer la tiene tan controlada que
llega a lograr que se masturbe o mantenga relaciones con otro menor grabándolo
en una cámara».
«Cada vez piden más»,. Y mantenerlo en
secreto es lo peor para la víctima.«Los chicos no lo cuentan e intentan
solucionarlo por sí mismos. Es peligroso. El
acoso de un «groomer» puede llevar al suicidio del chico. A veces algunos padres, si se enteran,
intentan arreglarlo suprimiento y borrando todo e incluso dando dinero al
groomer. Pero el silencio perpetua el daño. Hay videos que se publican en
internet años después de haberse grabado».
Existen niveles de «groomers» y pueden
emplear estrategias diferentes: «Uno de los ataques es hacerse pasar por la
víctima en las redes sociales. Una vez que consiguen la contraseña, se meten en
el perfil y, al cuarto mensaje, amenazan a la chica con mensajes del tipo:
"Voy a hacer que seas la más p... del instituto". Así la puede chantajear.
Otros activan de forma remota la
webcam o utilizan virus o
suplantan a personajes famosos...».
Los «groomers» no tienen un perfil
definido. Son uno más entre
todos. «Hay padres de familia con
hijos y un trabajo normal, gente inteligente con estudios... El 90% son
hombres, pero no faltan las mujeres. Los hay de 15 y 16 años hasta más de
setenta. Puede estar jubilados o ser joyeros, panaderos o trabajadores de un
banco. Y siempre están en varias redes y con agendas muy amplias. Hasta de 250
niños en cada red. Incluso tienen sus propios foros, donde intercambias
estrategias, víctimas, consejos...»
El periódico abc.es 2013-10-04
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