Adoptar un
niño no es un capricho o un antojo repentino. Conlleva una responsabilidad para
la que algunos padres creen estar preparados pero, a la hora de la verdad, no
es tan sencillo. En los últimos 15 años, el fenómeno de la adopción ha ido
variando. Desde que a finales de los años 90 la paternidad mediante la adopción
nacional se complicara, cientos de familias se decantaron por buscar a sus
hijos en el extranjero. China, después de latinoamérica y de los países del
este de Europa, se convirtió en uno de los países más solicitados por los laxos
requisitos que exigía. Mar Díaz, de AdoptChina, asegura que «cada año se
tramitaban entre 1.000 y 2.000 nuevas solicitudes». Sin embargo, a partir de
2007, tras verse desbordados, el Gobierno chino optó por restringir sus
adopciones. Desde hace seis años, las familias monoparentales no pueden
solicitar un niño a China, tampoco los padres con pocos ingresos, ni los que
tengan estudios básicos, Desde 2007, el número de expedientes que se abren al
año en el país asiático no supera la treintena. Es más, tardan entre seis y
siete años en asignar a un menor.
En los últimos 15 años, de acuerdo con las
estimaciones del Observatorio de la Infancia del Ministerio de Sanidad y
Asuntos Sociales, se han adoptado unos 50.000 menores. De los que cerca del 90
por ciento provienen del extranjero. Sin embargo, a pesar del amor de los
padres, algunas adopciones fracasan. Es decir, no se consigue el apego que los
psicólogos y trabajadores sociales insisten en que debe crearse entre padres e
hijos. «Entre un 1 un 1,5 por ciento de los procesos fracasan, unos 750 casos».
Aunque como fracaso se entienden los casos oficiales de niños que vuelven a
centros protegidos por el Estado, también se dan «casos de pseudorupturas en
los que no llega a producirse un fracaso oficial pero funcionalmente lo es
porque los padres envían al niño a estudiar fuera o nada más cumplir la mayoría
de edad abandona el hogar paterno». De acuerdo con sus datos, la cifra de
fracaso podría elevarse hasta alcanzar el 5 por ciento, «unos 2.500 casos en
los últimos 15 años».
El «boom» de la adopción que se generó a
principios de este siglo se ha ido estabilizando los últimos años. Desde las
más de 5.000 adopciones que se tramitaban en 2004 se ha pasado a las cerca de
2.500 que se solicitaron en 2011. No obstante, lo que no ha variado tanto es el
perfil de la pareja que opta por la adopción. «Cerca del 75 por ciento de las
familias que se decantan por la adopción han tenido problemas de fertilidad, el
cuarto restante suelen ser padres con algún hijo natural o con algún menor
adoptado previamente». Eso sí, los problemas para concebir no son un problema
para los países de origen de los niños adoptados; la monoparentalidad, sin
embargo, sí. China fue uno de los primeros países en excluir a los solteros de
la lista de posibles progenitores y Rusia ha seguido el mismo camino. Un
problema que deben afrontar antes de comenzar el proceso de unos siete meses,
durante el que cada comunidad autónoma les prepara para ser padres adoptivos.
Tras superar una sesión informativa en la que se aclaran los trámites y los
derechos de los menores, pasan a un proceso de formación de unas 25 horas.
Obtener la valoración de idoneidad es el último paso. Y, durante todos estos
días, «muchas familias se van autoexcluyendo».
El
periódico La razón.es 2013-10-03
No hay comentarios:
Publicar un comentario