Productos de limpieza o de aseo, conservantes
alimentario, pinturas o materiales sintéticos son algunos los productos que
pueden desprender sustancias químicas y que, según muestra un estudio de la
Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, en sus siglas en
inglés), pueden hacer que el aire que se respira en una casa contenga hasta 10
veces más sustancias contaminantes que el de la calle.
Los hogares tienen varios focos de
toxicidad por la presencia de materiales y productos sintéticos, que desprenden
tóxicos químicos. Estos productos suelen ser aquellos que confieren al producto
la propiedad conservación, olor, moldeabilidad, textura, mayor resistencia al
fuego, propiedades antimanchas o hidrófugas, etc, estas sustancias suelen ser
ftalatos, bisfenol A, retardantes de llama, compuestos perfluorados, etc.
Por ejemplo, no se repara en que el PVC
puede desprender ftalatos que son nocivos para la reproducción (que a veces
integran un 30 por ciento de su peso) o que una madera conglomerada puede
hacerlo con formaldehido, un gas que puede ser irritante e incluso favorecer el
cáncer; estudios recientes muestran una gran carga de tóxicos en el polvo
doméstico; existen residuos de pesticidas que pueden encontrarse en la
alimentación, etc.
De hecho, explica de Prada, "todas las
sustancias tóxicas que hay en la casa va al polvo doméstico que a través de la
respiración entra en el cuerpo, y se ha visto que los que se detecta en la casa
luego se detecta también en el organismo", y, de nuevo, "cuando
respiramos
y llega a nuestro interior, sufre otra
serie de transformaciones y puede convertirse en otra sustancia
diferente".
Sencillas medidas en casa pueden reducir
considerablemente la cantidad de productos dañinos con los que estamos a diario
en contacto, además "muchas veces son alternativas que no son más caras
que las convencionales, incluso con algunas ahorras".
Así, apuesta lo primero por reducir el
número de productos de limpieza y recordar que "la casa no es un
quirófano", por tanto no es necesario usar estos productos todos los días;
no usar ambientadores sintéticos; reducir el uso de productos de limpieza en
spray y apostar por los ecológicos; ventilar a diario el hogar; no abusar del
PVC en las casas; o utilizar pinturas ecológicas y optar por muebles de
materiales naturales.
"Hay que apelar al uso de la facultad
racional", teniendo en cuenta que una sobreexposición a determinados
productos de una manera reiterada puede tener efectos negativos sobre la salud,
sobre todo en la de niños y embarazadas. Así, este experto destaca el asma, las
alergias, un aumento en el riesgo de determinados tipo de cáncer, así como
problemas reproductivos, sobre todo afectando a la calidad del semen.
El
periódico larazón.es 2013-10-15
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