sábado, 12 de octubre de 2013

Semana 1.

En esta semana se produce la fecundación; éste es el momento en el que el espermatozoide (del padre) y el ovocito (de la madre) se encuentran en la mitad de la trompa. El espermatozoide se introduce en el ovocito, y los núcleos de cada célula se fusionan en una sola, que a partir de entonces se llama zigoto. El espermatozoide y el ovocito son células reproductoras, y por tanto tienen sólo la mitad de los cromosomas que tiene un ser humano normal. Así, cada progenitor aporta 23 cromosomas que se unen en el zigoto, o futuro embrión, para formar una célula humana normal con 46 cromosomas, la mitad de cada progenitor. 
Cada cromosoma está formado por millones de genes, que contienen toda la información necesaria para "ejecutar el programa" de formar un ser humano. Los cromosomas sexuales se encuentran desde el inicio de la fecundación; el sexo del futuro bebé viene determinado por el espermatozoide que haya fecundado al ovocito: si es un cromosoma Y el embrión será niño, y si es X será niña.
Tras la formación del zigoto, éste empieza a dividirse rápidamente en dos, cuatro, ocho... y así sucesivamente con lo que en pocos días tiene ya miles de células. La división continúa los siguientes días y se forma una bola, llamada blastocito. El grupo de células del aro exterior formará la placenta que acogerá a tu bebé. Las células del aro interior se convertirán en el embrión en sí mismo. Estas células interiores son las llamadas células madre, que tienen la extraordinaria capacidad de transformarse en más de 200 clases de células de cualquier parte del cuerpo (por eso son tan interesantes para investigar tratamientos de determinadas enfermedades).

A los siete días, el óvulo fertilizado desciende por las trompas de Falopio y llega hasta el útero, su refugio en los próximos nueve meses.

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