Las medidas del bebé están
entre 20 y 21 cm y pesa unos 450 g.
Se empieza a depositar el pigmento que
colorea la piel; actualmente esta piel es delgada y con muchas arrugas, que se
irán alisando progresivamente. Así pues, el bebé nacerá con cierta pigmentación
en su piel, pero no adquirirá su color de piel definitivo hasta el final del primer
año de vida. Sin embargo, el iris aún no está pigmentado. Por lo tanto, todavía
no se sabe qué color tendrán los ojos del futuro bebé.
Los huesos siguen su transformación progresivamente pasando de cartílago a hueso. Se trata de un proceso de
calcificación que se inicia en el centro del hueso y progresa hacia los
extremos, y que seguirá una vez haya nacido el bebé. De hecho, durará hasta
varios años después.
Al mismo tiempo, empezará a desarrollar su cerebro con rapidez. Sus medidas empiezan a ser más proporcionadas. El bebé duerme siestas y se
estira al despertarse.
Todos los sistemas del bebé (digestivo, circulatorio y respiratorio) están
madurando y
preparándose para la vida fuera del útero.
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