miércoles, 16 de octubre de 2013

Uno de cada 2.000 británicos porta proteínas causantes del “mal de las vacas locas”.

Una de las enfermedades que marcaron el final del siglo XX en Europa fue, sin duda, la conocida como 'mal de las vacas locas'. A mediados de los 90, Reino Unido descubrió que el consumo de carne de reses afectadas por una encefalopatía espongiforme estaba generando en la población una nueva enfermedad que resultaba letal.
La variante de Creutzfeldt-Jakob (como se bautizó la patología) provocó en pocos años decenas de muertos y muchos cambios en la industria ganadera y alimentaria. Pero también dejó sobre el tapete varias incertidumbres: ¿cuánta gente había estado expuesta a la contaminación a través de la comida? ¿Podrían desarrollar la enfermedad tiempo más tarde? Hasta la fecha, el número de personas que ha desarrollado la enfermedad ha sido bajo (177 casos en Reino Unido y 51 en el resto del mundo), pero sigue siendo una incógnita hasta qué punto se extendió la infección con las proteínas causantes de la enfermedad.
Un trabajo publicado en la revista “BritishMedical Journal” (BMJ) acaba de arrojar un poco más de luz en este sentido y estima que uno de cada 2.000 británicos podrían ser portadores de los priones responsables de la neurodegeneración.
Sin embargo, este trabajo no ha determinado cuántos de ellos son realmente 'candidatos' a desarrollar la variante de Creutzfeldt-Jakob a lo largo de su vida.
"Da la impresión de que hay muy pocas personas susceptibles de desarrollar la enfermedad", explica Jesús de Pedro, que dirige un equipo de investigación sobre enfermedades neurodegenerativas en el departamento de Epidemiología Aplicada del CIBERNED.
En su opinión, dado que no se conoce a ciencia cierta la evolución de la enfermedad, es necesario mantener las medidas de control [por ejemplo en las transfusiones de sangre o en el uso de instrumental quirúrgico] para evitar riesgos futuros.

El periódico elpais.com 2013-10-16

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