La contaminación que se respira en muchas
ciudades europeas no solo afecta a la salud de los ciudadanos que viven o
trabajan en ellas; también a los que todavía no han nacido. La exposición a las
llamadas partículas finas —también conocidas como PM2,5 por su diámetro máximo—
durante el embarazo aumenta el riesgo de que el bebé nazca con bajo peso, algo
que se relaciona, entre otros, con problemas respiratorios. La revista The
Lancet Respiratory Medicine publica hoy el mayor estudio europeo realizado
hasta ahora sobre esta relación. Y concluye que, incluso con niveles bajos de
contaminación, el crecimiento fetal se ve afectado.
El trabajo usa datos de un macroestudio
europeo en el que participaron más de 74.000 mujeres de 12 países que tuvieron
a sus hijos entre 1994 y 2011. Los investigadores estiman que, por cada aumento
de cinco microgramos por metro cúbico en la exposición a partículas finas
durante el embarazo, el riesgo de bajo peso al nacer aumenta en un 18%. “En
todas las zonas donde se hizo el estudio se comprobó que no se superaban los
límites de contaminación que marca la Unión Europea, es decir, que se cumplían
los estándares de calidad del aire. Esto demuestra que, si por debajo del nivel
marcado hay efectos, tenemos que ser más exigentes”, afirma el director del estudio.
El periódico elpais.com 2013-10-15
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