Para los niños, especialmente en su primera infancia, lo que sus padres dicen lo toman como
verdades absolutas. Si tú le repites cada vez que se cae o tira algo:
«qué torpe eres», crecerá creyendo que de verdad lo es. Porque el niño percibe
las situaciones de manera concreta, siendo
aún incapaz de comprender matices no
observables de la realidad. Así, creerán lo que les decimos al pie de la letra,
sin tener en cuenta otros aspectos que están influyendo en la situación (como
que estemos nerviosos, muy cansados o enfadados y que cuando se nos pase nos
encontraremos mejor).
Es muy importante, por tanto, cuidar lo que
les decimos si lo que pretendemos es crear desde la base niños seguros de sí
mismos, confiados y felices. Nada es más importante para que un adulto sea
feliz que tener una infancia llena de amor y confianza. Y eso es tarea de los
padres.
Uno de los comentarios más frecuentes ante
situaciones de enfado es el típico «¡Estoy harto!» o «No puedo más». Esta expresión
la utilizamos con mucha frecuencia y la asociamos a diversas situaciones. Sin
embargo, cuando se la decimos a nuestro hijo, éste entiende que nos hemos cansado de él, simplemente.
Esta interpretación genera mucha
inseguridad a los niños porque creen que nos hemos cansado de cuidarlos, de
protegerlos y se sienten indefensos.
Otras expresiones que deben evitarse toda
costa son las que comienzan por «Eres…» seguido de un adjetivo negativo. El
verbo ser indica un rasgo, permanente, difícilmente modificable. Cuando lo
utilizamos con el niño, le estamos transmitiendo una característica que
consideremos inherente a su forma de ser (eres vago, eres tonto, eres malo,
eres torpe…).
Sin embargo, si en vez del verbo ser utilizamos el verbo estar o el verbo hacer, estaremos haciendo alusión a un estado
(transitorio, modificable) en vez de a un rasgo, y el niño lo recibirá como
tal.
Así, si decimos «Lo que has hecho no está
bien» en vez de «Eres malo» o «Estás hoy un poco despistado» en vez de «Eres
torpe», estaremos comunicándonos con el niño de una manera mucho más
constructiva, ya que un estado es mucho más fácilmente superable que un rasgo.
Cuando hacemos alusiones negativas en forma
de rasgos permanentes, estamos influyendo muy negativamente en el desarrollo de la autoestima del
niño.
Asimismo, las amenazas del tipo «¡Te vas a
enterar!», «Se lo voy a decir a tu padre» o «Te vas a quedar castigado», «Va a
venir un lobo y te va a morder» enseñan al niño a respetar normas y límites en
base al miedo. Esto es del todo inadecuado, pues genera al niño mucha
inseguridad y le hace actuar (o no actuar) en función de una situación negativa
externa a él.
De este modo, el niño no tiene la
posibilidad de aprender sobre un modelo actitudinal positivo, si no que aprende
en base a la evitación de una consecuencia negativa o atemorizante. Cuando el niño crece y pierde el miedo a la consecuencia, no habrá
desarrollado la capacidad de autocontrol y gestión de las propias emociones,
tan necesarias a lo largo de toda la vida.
Por otra parte, prometer cosas que no se van a cumplir, como, por ejemplo, «Cuando
te despiertes estaré aquí contigo», sabiendo que esto no va a poder ser, genera
a los niños una gran desconfianza y sensación de indefensión.
Cuando mentimos al niño, éste se siente del
todo desorientado, pues pierde la referencia segura que constituyen sus padres,
al no saber si lo que le dicen va a suceder realmente o no.
Por último, teniendo en cuenta las fechas
que se aproximan, es importante evitar chantajes basados en figuras navideñas,
del tipo «Te van a traer carbón», «Papá Noel se va a disgustar», «Este año no
vas a tener regalos». Este tipo de frases son amenazas basadas en
mentiras, como hemos
explicado anteriormente. Generan desconfianza, baja autoestima e indefensión en
el niño.
Es muy importante «cuidar lo que les
decimos a nuestros hijos, si cambiamos los comentarios negativos y las amenazas
por la expresión positiva de las propias emociones y necesidades, estaremos
comunicándonos con ellos de una manera constructiva y favorecedora de su
adecuado desarrollo personal».
El
periódico abc.es 2013-10-12
No hay comentarios:
Publicar un comentario