sábado, 12 de octubre de 2013

Las cosas que no debes decir a tus hijo.

Para los niños, especialmente en su primera infancia, lo que sus padres dicen lo toman como verdades absolutas. Si tú le repites cada vez que se cae o tira algo: «qué torpe eres», crecerá creyendo que de verdad lo es. Porque el niño percibe las situaciones de manera concreta, siendo aún incapaz de comprender matices no observables de la realidad. Así, creerán lo que les decimos al pie de la letra, sin tener en cuenta otros aspectos que están influyendo en la situación (como que estemos nerviosos, muy cansados o enfadados y que cuando se nos pase nos encontraremos mejor).
Es muy importante, por tanto, cuidar lo que les decimos si lo que pretendemos es crear desde la base niños seguros de sí mismos, confiados y felices. Nada es más importante para que un adulto sea feliz que tener una infancia llena de amor y confianza. Y eso es tarea de los padres.
Uno de los comentarios más frecuentes ante situaciones de enfado es el típico «¡Estoy harto!» o «No puedo más». Esta expresión la utilizamos con mucha frecuencia y la asociamos a diversas situaciones. Sin embargo, cuando se la decimos a nuestro hijo, éste entiende que nos hemos cansado de él, simplemente.
Esta interpretación genera mucha inseguridad a los niños porque creen que nos hemos cansado de cuidarlos, de protegerlos y se sienten indefensos.
Otras expresiones que deben evitarse toda costa son las que comienzan por «Eres…» seguido de un adjetivo negativo. El verbo ser indica un rasgo, permanente, difícilmente modificable. Cuando lo utilizamos con el niño, le estamos transmitiendo una característica que consideremos inherente a su forma de ser (eres vago, eres tonto, eres malo, eres torpe…).
Sin embargo, si en vez del verbo ser utilizamos el verbo estar o el verbo hacer, estaremos haciendo alusión a un estado (transitorio, modificable) en vez de a un rasgo, y el niño lo recibirá como tal.
Así, si decimos «Lo que has hecho no está bien» en vez de «Eres malo» o «Estás hoy un poco despistado» en vez de «Eres torpe», estaremos comunicándonos con el niño de una manera mucho más constructiva, ya que un estado es mucho más fácilmente superable que un rasgo.
Cuando hacemos alusiones negativas en forma de rasgos permanentes, estamos influyendo muy negativamente en el desarrollo de la autoestima del niño.
Asimismo, las amenazas del tipo «¡Te vas a enterar!», «Se lo voy a decir a tu padre» o «Te vas a quedar castigado», «Va a venir un lobo y te va a morder» enseñan al niño a respetar normas y límites en base al miedo. Esto es del todo inadecuado, pues genera al niño mucha inseguridad y le hace actuar (o no actuar) en función de una situación negativa externa a él.
De este modo, el niño no tiene la posibilidad de aprender sobre un modelo actitudinal positivo, si no que aprende en base a la evitación de una consecuencia negativa o atemorizante. Cuando el niño crece y pierde el miedo a la consecuencia, no habrá desarrollado la capacidad de autocontrol y gestión de las propias emociones, tan necesarias a lo largo de toda la vida.
Por otra parte, prometer cosas que no se van a cumplir, como, por ejemplo, «Cuando te despiertes estaré aquí contigo», sabiendo que esto no va a poder ser, genera a los niños una gran desconfianza y sensación de indefensión.
Cuando mentimos al niño, éste se siente del todo desorientado, pues pierde la referencia segura que constituyen sus padres, al no saber si lo que le dicen va a suceder realmente o no.
Por último, teniendo en cuenta las fechas que se aproximan, es importante evitar chantajes basados en figuras navideñas, del tipo «Te van a traer carbón», «Papá Noel se va a disgustar», «Este año no vas a tener regalos». Este tipo de frases son amenazas basadas en mentiras, como hemos explicado anteriormente. Generan desconfianza, baja autoestima e indefensión en el niño.
Es muy importante «cuidar lo que les decimos a nuestros hijos, si cambiamos los comentarios negativos y las amenazas por la expresión positiva de las propias emociones y necesidades, estaremos comunicándonos con ellos de una manera constructiva y favorecedora de su adecuado desarrollo personal».

El periódico abc.es 2013-10-12

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