El bebé pasa de 40 a 60 mm y pesa unos 8-9 gramos.
En estas semanas la transformación es
espectacular. Se ha producido la metamorfosis, el embrión ha aumentado 5 veces de tamaño,
200 células han tomado posiciones y algunos músculos y nervios se mueven. Tiene
hígado, riñones y un estómago del tamaño de un granito de arroz.
Se
pueden ver sus vasos sanguíneos gracias a que su piel es todavía transparente.
Sus huesos ya empienzan a endurecerse. Sus dedos están separados y pronto será
capaz de abrir y cerrar sus puños. Ya da patadas y se estira, sus movimientos
son fluidos. Conforme su cuerpo crezca, sus movimientos aumentarán.
Como su diafragma se ha desarrollado, puede
comenzar a hipar, aunque tú aún no lo notes hasta la semana 16ª o 20ª.
El feto puede empezará
desarrollar uno de sus reflejos ya en la semana 11. Comenzará a mover las piernas y rebotará y saltará
en las paredes del útero. Se trata del “reflejo patelar”, un recurso
biológico que nos programa para andar.
Aunque la cabeza aún es muy grande en
relación con el cuerpo, este se va alargando y se va diferenciando la zona de
la barbilla y el cuello. Aun así, la cabeza es un tercio del largo del cuerpo.
Los
movimientos son reflejos, pero cada vez de mayor complejidad. Por ejemplo, el feto empieza a deglutir de forma
regular y a pasar
líquido al sistema digestivo, que está en pleno desarrollo. Excepto el cerebro,
la mayoría de órganos están formados “por fuera”. Esto quiere decir que su
aspecto ya es casi el mismo que tendrán el resto de su vida, pero en su
interior todavía sucederán cambios hasta que estén preparados para funcionar
fuera del útero.
Pero algunos van más rápido que otros.
Por ejemplo, desde las 8 semanas los riñones han iniciado ya la producción propia de orina. Esto es necesario para garantizar el líquido
amniótico. En las primeras semanas, el líquido que
rodea al bebé procedía de una filtración a través de las membranas. Pero este
mecanismo ya no garantiza las cantidades que hacen falta para rodear al feto, cada vez más grande. Los riñones son una fuente más importante de
líquido, y en poco tiempo casi todo el liquido amniótico será orina fetal.
Cerca de la
semana 11 de embarazo, el
bebé empieza a generar sus propios glóbulos rojos..
En el caso de tener un hijo varón, esta
semana sus testículos comenzarán a producir la hormona masculina testosterona.
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